La Filosofía del hacer bien las cosas

En mi infancia estuve sometida (como todos) a la mentorización de mi madre, que llevaba a cabo el management de su casa con la única filosofía del “hacer bien y como le habían enseñado” las cosas. Quizás fue la primera Project Manager que conocí en mi vida sin ser yo consciente de ello. No podía hablar con propiedad, está claro.

Algunos derechos reservados. Foto de Several Seconds (Flickr)

Ella no hablaba de Procurements cuando comprábamos la leche a la puerta de casa y no indicaba que se tratase de enumeración de riesgos cuando hacía una lista interminable de aquellos que podían acontecerme previa salida un sábado noche. Efectivamente para nada me hablaba de Acta de Constitución cuando me “imponía” una nueva tarea doméstica, y tampoco nadie se planteaba que estuviésemos asistiendo al kick-off en la mesa del desayuno previa salida al campo el domingo.

Puede parecer que fue una de esas madres insufribles… Puedo constatarlo (con todo el amor del mundo), pero eso me enseñó una filosofía de vida y del hacer las cosas que me ha dirigido y ayudado aun desconociendo técnicas y metodologías de trabajo de las cuales ahora, yo sí, puedo hablar con propiedad.

Creo firmemente que el Project Management es esa filosofía de vida y trabajo. Lo digo desde la experiencia de mis inicios en la profesión cuando no tenía ni idea de conceptos y herramientas como Stakeholder, Matriz de responsabilidades, Gantt, y un larguísimo etcétera que aunque ahora conozco, en su momento no, y sin embargo hacía el desarrollo, el uso y la implementación, de similares a ellas, de forma inconsciente y en una búsqueda innata de tratar de lograr la eficacia en lo que hacía.

Soy Arquitecto y en mis años en la Escuela de Arquitectura no oí conceptos específicos de Management, aunque tuve la suerte de que ese sentido común que quizás mi madre ayudó a potenciar a base de persistencia, acrecentado igualmente con el duro trabajo de la carrera, me permitió iniciarme en el mundo laboral con la claridad innata de buscar el equilibrio entre eficacia y eficiencia como único camino. Y que conste que con esto no estoy diciendo que el que no tenga una madre machacona no podrá ser Project Manager. Descubrí que se puede aprender a serlo.
Creo que toda Empresa busca al menos la eficiencia en lo que hace, y que no todas abogan por la eficacia. El cómo gestionan sus proyectos sólo depende de ellas: Podrán hacerlo bien, o podrán hacerlo mejor. Y decidir aplicar metodologías que existen, que están a su alcance, y además en continua mejora. He trabajado en el sector de la Edificación y la Consultoría, tanto en Empresas que sin saberlo aplicaban la filosofía de la que hablo, y otras en las que se aplicaba el Project Management con plena consciencia. El resultado era similar.

Por ello creo que podremos llamarlo Project Management, o como queramos, porque en realidad siempre será el resultado de la implementación y la mejora continua de los procesos de gestión particularizados en la búsqueda del equilibrio entre eficacia y eficiencia.

El Project Management no es una moda. No desaparecerá. Creo, que se implementará, simplemente, como algo incuestionable no tener, en cualquier Organización. Eso sí, como hasta ahora, unos seguirán hablando con más propiedad que otros, y unos serán certificados ISO21500, y otros no. Aunque, efectivamente, eso no signifique que implementen mejor esa filosofía de la que os hablo del “hacer bien las cosas” que sin duda seguirá siendo la que marque la diferencia.